jueves, 26 de junio de 2008

El cuarto de baño... ese solitario lugar ...


Hoy tengo uno de esos días en los que tiendes a replantearte todo lo que se te viene a la cabeza. Estoy aquí sentado al ordenador, alternando un trabajo que tengo que dejar listo para mañana, con algún saludo a los amigos que periódicamente se van poniendo verdes en el Messenger.
Necesito ir al baño un momento… pero… ¿realmente nos hemos parado a pensar en algún instante de nuestra vida, lo que algo que realizamos de un modo mecánico y casi sin darnos cuenta, representa para nuestra corta presencia en este mundo?.
En una primera aproximación al problema suscitado, os diré que en una persona que visite durante el día el cuarto de baño de un modo normal (una vez para “asuntos mayores” y cuatro veces “asuntos menores” incluidos lavados dactilares al efecto); se está perdiendo una media de 15 minutos diarios en su relación con la sociedad; si esto lo extendemos a cada año, nos ponemos en 91 horas y si la media de vida de las personas la colocamos en los 80 años, nos vamos ya a las 7280 horas que representan 303 días en tu vida sin salir del cuarto de baño; solo para actividades de “evacuación”.
En un segundo estudio, anexo al anterior, podemos afirmar que una persona que se “makee” de un modo razonable y normal; no debe de pasarse entre ducha, peinados, retoques, pintura, etc. mas de media hora al día en ese pequeño y reducido habitáculo, lo que llevándolo a los 80 años anteriormente comentados, nos ponen en la friolera de 606 días más los 303 de la etapa anterior, o sea, dos años y medio de nuestra vida confinados en un recinto de mas o menos dos por dos metros totalmente solos y abandonados de nuestros familiares y amigos… y ya lo peor… que nadie te pregunta como estás, si necesitas ayuda, a nadie le importas cuando estas dentro de ese solemne y solitario lugar… en ese lugar tu vida útil se reduce dos años y medio; es por ello que creo que ir al baño, tiene su gran trascendencia y no se debe de ir alegremente como quien va de romería o a los toros; es por lo que yo sigo sentado aún aquí.
De todos modos los japoneses, que de inodoros saben un guevo, todas estas desventajas las arreglan considerando que puede compensar esa perdida, si acometes la limpieza del retrete con energía positiva, que están seguros que puede traernos muy buena fortuna.