Día uno de julio y en muchas de las casas, ya como algo automático, hacemos una necesaria visita a armarios, áticos y diversos lugares de almacenamiento masivo de basurilla diversa, para efectuar el cambio programado de indumentaria o “piel artificial” al igual que le ocurre a muchos animales con el cambio estacional.
En mi caso no podía ser menos que el señor de Granada o Valencia y he rescatado dos bañadores, gran cantidad de camisetas playeras de alto nivel hortera, las imprescindibles “chanclas” protectoras de toda la “mierda-playa” acumulada del invierno…ahhhh una impresionante gorra con extenso protector solar al estilo Yanky, un bote de crema solar mas exprimido que la Montiel y pocas cosas más; soy un tipo de gustos sencillos.
Bien, pues aquí en mi querida Galicia estoy a nueve de agosto; he desaprovechado los únicos cinco días de sol que hemos tenido, debido principalmente a vagancia siestera (ya vendrán muchos mas días de sol…pensaba yo) y bueno… sigo en “parrilla de salida” con la mochila en la mano, con el sano objetivo de darme un chapuzón en la playa antes de que regrese el otoño.
Me sé de uno que quisiera cambiarse por mis desgracias, llamado Mateo, que me imagino que duerme todas las noches abrazado al tradicional botijo de agua fresquita para no fenecer deshidratado. Por las referencias que me llegan de amigos/as del sur, creo que ya han pasado por todos los colores de alertas este verano y nosotros aquí durmiendo con “marianitos” y aguantando la meada hasta el amanecer.
Con la situación así, he llegado a la conclusión de que realmente aquí en Galicia no estamos tan mal… tenemos buen vino, buenas tapas, de fiestas no estamos mal (cuando no es la del percebe, es la del queso, la de la empanada y cuando no la del pimiento) y las playas???? para caminarlas y bajar colesterol, glucosa, etc. el tumbarse en ellas es desaprovechar un activo físico imprescindible para mantenerse en forma.
domingo, 9 de agosto de 2009
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