jueves, 31 de julio de 2008

Inmigrantes. Un caso de abuso mas….


Recuerdo perfectamente cuando era pequeño, en un pueblo de la provincia de Lugo, que personas que hoy estaban, dejabas de verlas incluso en muchos casos por años; escuchabas a la gente decir…pues “Manolito se marchó a Suiza” o “Carmen está en Alemania trabajando con el hermano, a ver si hacen un poco de dinero para poder volver”.
Hace unos 30 o 40 años en muchos pueblos de Galicia y supongo que de Andalucía y Extremadura, únicamente las casas estaban habitadas por abuelos que cuidaban de nietos, a los cuales sus padres no habían podido llevar con ellos; pues en la mayoría de los casos no podrían atenderlos adecuadamente en unos países, donde la jornada laboral de ocho horas eran una utopía generalmente para ellos.
España hoy en día, salvo situaciones sociales penosas que todos conocemos en nuestro entorno del barrio o ciudad, ha llegado a un nivel, en cuanto a la calidad de vida y posibilidades de trabajo, que han hecho que la mayoría de estas personas hayan regresado con mayor o menor éxito de su “aventura por mejorar”. Es por ello que la imagen del emigrante con sus dos maletas cogiendo un barco o un autobús, sea ya para nosotros actualmente historia a recordar.
Dicho todo este largo preámbulo, entro en el motivo que me ha llevado a comentar una noticia que ha dejado de piedra, este fin de semana en el periódico de mayor tirada de Galicia.
No me entra en la cabeza que personas que han vivido directa o indirectamente el drama de la emigración en España, puedan dispensar un trato tan inhumano como el recibido por Siro, un peruano llegado a España en el 2007 de modo totalmente legal para trabajos de limpieza en el rural gallego y le puedan suceder una serie de incumplimientos laborales y de desprecios como persona por parte de un “empresario” que previamente pactara unas condiciones laborales avaladas, creo yo, por organismos oficiales.
De La Voz de Galicia 27/07/08:
“Cuando llegó a España su situación era muy diferente. «El primer día nos recibieron bien, el problema fue el día después, ahí se conoció qué tipo de empresa era», recuerda. Tanto él como otro compañero peruano fueron seleccionados en Perú para manejar la motosierra, pero lo que les dieron al llegar fue un sacho. «Fuimos a sacar verrugas, con cables por medio... Con lluvia o sin lluvia, igual trabajamos».
«Tenía que rogarle para que me diera 20 euros a la semana. El día que llegamos apenas teníamos un peso. Cuando empezamos a trabajar, para recibir veinte euros a la semana teníamos que esperar hasta las once o a las doce de la noche en el bar que tenía el empresario. En una ocasión, era sábado, a las once de la noche. Y claro, al día siguiente estaba todo cerrado, no podíamos comprar nada...».
A veces pienso en Siro y lo que sería de mi en cualquier pueblo de su país recibiendo un trato similar, sin conocer a nadie, sin dinero ni para poder comer y con las personas que podrían prestarte ayuda a miles de kilómetros.
Lo que menos comprendo todavía es que esto se pueda publicar en un diario de gran tirada de un país de la CE y que los organismos implicados, aparentemente, no hagan absolutamente nada por evitar este tipo de abusos a las personas y del dominio público la mayoría de las veces.
A veces pienso que no hemos aprendido nada de nuestra historia reciente…pero eso si, las Administraciones están muy pendientes de si los comerciantes y funcionarios atienden al ciudadano en catalán, gallego, vasco, etc. eso si que es fundamental para salvaguardar la dignidad de las personas, el como te atienden cuando pides un bocata de anchoas… tus condiciones laborales si eres inmigrante no son relevantes para los “agentes sociales” que así se llaman… pero si eres español, por supuesto que la cosa cambia en el trabajo.. Ley de PRL a tope: casco, gafas, tapones auditivos, arnés de seguridad, mono trabajo, zapatos de seguridad y unas buenas condiciones laborales en cuanto a ergonomía, pluses de peligrosidad, etc. etc..
Alguien me dirá si exagero o me quedo corto en mis apreciaciones. Todo esto hablándolo con una amiga, en su día también emigrante, no está muy de acuerdo con mis apreciaciones, en el sentido de que no cree que esto sea algo que se pueda generalizar. Ella opina que los inmigrantes que hoy llegan a España, tienen mas derechos.... que antes. Me comenta, recordando cuando era pequeña, que los españoles cuando llegaban a países como Francia, Bélgica, etc. sus padres hablaban de que no podían ni comprar una vivienda, no tenían derecho a eso... dice: "aun recuerdo sentirme descriminada porque en los anuncios de alquiler, ponían abajo, no se admiten españoles, o italianos" y también cuando con 15 años regresó definitivamente a España sin amigos y sin personas que le recordaran su niñez aquí. Me cuenta que queriendo integrarse con las chicas de su edad era inútil el hacerlo, debido a las sucesivas humillaciones, que aunque cosas de niños, no se lo ponían nada fácil... "cuando hablaban, lo hacían tan deprisa que no les cogía la conversación, me humillaban continuamente riéndose de la francesita"; mi amiga se llegó, dada la situación, a plantearse muy seriamente quien realmente era?... la consideraban extranjera en su propio país y también en el de acogida, una situación personal un tanto compleja creo yo.Aparte del tipo de inmigración al que yo me refería anteriormente; si es cierto que existe otro tipo mucho mas elitista, … que es la de los europeos… alemanes, ingleses, que se afincan en nuestras costas y que dado su nivel económico y poder adquisitivo están en un plano infinitamente mas elevado que el propio ciudadano español.La verdad es que todos no podemos hablar de la misma manera, Siempre habrá desaprensivos y de hecho la explotación del trabajador es bien cierto que no es “patrimonio” del inmigrante pues todos conocemos españoles trabajando en unas condiciones extremas.