jueves, 14 de mayo de 2009

La Amistad

¿En cuantos momentos de nuestra vida, hemos afirmado o dicho de alguien que es nuestro amigo?.
Ese “título” de amigo que con tanta facilidad aplicamos a muchas personas de nuestro entorno, no siempre alcanza a definir su verdadero significado. Lo comentábamos el otro día mi amiga y yo, en el sentido de que cuando piensas detenidamente, en la cantidad de personas con las que habitualmente tienes una relación de tipo social, como las catalogaríamos si las tuviésemos que etiquetar: amigo, conocido, compañero, etc.
Mi amiga analizando la situación se hace la pregunta:
“¿Qué es la amistad para mi?
Muchos dicen que no debo de pedir a mis amigos lo que yo les doy. Llevan, quizás razón.....por mucho que lo pienso; la amistad debe de ser como lo que uno espera del otro para lo bueno, pero sobre todo para lo malo.
Amigos, hay muchos, pero si hablamos de los amigos sinceros y para toda la vida, yo lo veo así, que si yo estoy cuando me necesitan, o cuando están mal, o para tomar un café y charlar, para lo que sea, eso es un amigo, para mí. Hay amigos de bares, de juergas, pero eso no es amistad, para una cosa así, cualquier persona que conozcas, sirve, e incluso lo puedes pasar bien”.
Evidentemente los “colegas de barra de bar”, nada tienen que ver con lo que estamos hablando, pues en general la relación con ellos, está en función del número de vinos que eres capaz de compartir.
El amigo es algo más, es alguien comprometido contigo, al cual no le pides jamás demostraciones ni hechos concretos; es alguien que, aunque no hables o te relaciones con el en mucho tiempo, sabes que no dudará en ponerse a tu lado si sabe que lo necesitas.
Mi amiga tiene una idea mas concreta de todo esto que intento yo expresar:
“Quizás, lleven los demás razón, y nunca se debería de pedir a los amigos lo mismo que tu les das….no lo sé, solo sé lo que siente mi corazón. Cuando estoy mal, me gustaría tenerlos a mi lado, que me llamen mas, yo soy una persona que siempre estoy llamándolos, que siempre me preocupan como están, pero de los que te devuelven las llamadas, de los que están ahí, cuando saben que estas mal, que estas pasando una mala racha, de esos, por desgracia, tengo muy pocos. Claro que prefiero tener pocos y buenos que muchos y malos, como dicen por ahí”.
Hoy en día una de las formas mas difundidas entre la gente para hacer amigos es, sin duda alguna, esta ventana al mundo que representa Internet. De todos modos mi amiga, en su experiencia personal, me confiesa que:
“Hay gente que habla mal de los amigos que puedes encontrar aquí, en Internet, yo, por suerte, tengo a los mejores, en los malos momentos, me han llamado, se han interesado por mi, en esas pequeñas cosas, es donde veo yo, lo que es un buen amigo de verdad. Bien es verdad que no te solucionan tus problemas, pero no es cuestión de que te solucionen tu vida, sino que te hagan saber que están ahí, cerca de ti”.
Cuando tú eres consciente de que formas parte de ese selecto club, al que se refiere mi amiga, sientes una satisfacción especial, pues te das cuenta que la distancia, no es obstáculo alguno para sentir que estas ayudando a alguien, que en momentos bajos necesita un pequeño empujón para seguir adelante.
Ella no duda en afirmar que:

“Equivocada o no, para mi esa es la AMISTAD”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola necora
Yo tambien entiendo la amistad, como tu amiga.
Creo que es mejor tener pocos amigos verdaderos, que muchos y falsos.
Un saludo

Mateo Bellido dijo...

Hola, Nécora.
Me alegra volver a ver un nuevo post tuyo. Hace tiempo que te esperaba.
Hablar de la amistad podía dar para muchas teorías y seguro que coincidiríamos en la mayoría de ellas.
Hay, sin duda, muchos tipos de amigos. Refiriéndome a los que hacemos en el mundo cibernético, yo los catalogaría como amigos de la ilusión. A ellos les damos lo mejor de nosotros y eso mismo recibimos. Si quisiéramos implicarnos en sus vidas correríamos el peligro de no saber más que lo que su confianza en nosotros nos permita saber. Y no será nunca la realidad. Los amigos de la ilusión sólo serán amigos cuando, mirándonos a los ojos, nos confiesen su cariño y cuando los días que pasen junto a nosotros nos muestren el tamaño de su amistad. Como es de suponer, esto es harto difícil.
Por ahora, a mis amigos de la ilusión, sólo les pido comprensión y confianza sin esperar nada más que eso mismo a cambio.
Yo, nécora, lo intentaré siempre contigo. ¿Y tú?
Un abrazo, amigo.