Bueno, ya casi estoy a punto de finalizar mis vacaciones y evidentemente yo tenía razón… fueron casi todos los días de sol y una temperatura no excesivamente calurosa.
He hecho algunas escapadas cortas; pero la mayoría del tiempo lo pasé en mi casa de Monforte, donde me siento en un absoluto ambiente de tranquilidad, que es lo que últimamente mas necesito.
Otro año más y creo que ya van tres, aprovecho con mi padre a darle a la maqueta de barco que tengo en obras, un importante avance; espero que esta vez sea ya la definitiva y el mes que viene comience ya a fijar palos y velas.
Como todo no podía ser trabajar en este tema, me he dedicado también a mantener al día el recorrido por las “capillas” del pueblo en busca del mejor vino de la zona para inspección vitivinícola. He descubierto hace unos meses uno en concreto que es el que mas me gusta y que por medio de amigos he conocido también a su “bodeguero”, el cual ayer nos ha invitado a un grupo de amigos a una visita a sus viñas y una posterior degustación.He de deciros que cuando navegaba, he pasado en el barco monumentales temporales en los cuales piensas de todo hasta que amainan; pero lo de ayer, bajando en un “todo-terreno” a las mencionadas viñas… fue algo que no olvidaré jamás por lo impresionante del paisaje y el “acojono” de pensar que te puedas ir por la ladera abajo al río. Para que os hagáis una idea, las uvas una vez vendimiadas se suben, para ser procesadas en la bodega, por medio de unos raíles que las elevan hasta una zona en lo alto de la ladera de la montaña para poder ser transportadas ya en remolques. Son cepas distribuidas en una especie de “terrazas” en la ladera. Os dejo aquí algunas fotos de la viña en cuestión en la subzona “Amandi” de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, para que os hagáis una idea de lo que os cuento.
sábado, 12 de septiembre de 2009
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